El Parque ocupa la cima y
las laderas de la loma del Itchimbía, está rodeado de barrios tradicionales
como el Dorado, La Tola y San Blas. Es un mirador único que ofrece una vista de
360º de Quito y su entorno. Si el cielo está despejado se puede divisar la
ciudad, los valles de Turubamba y de Tumbaco, el Pichincha, el Cayambe, el
Antisana, el Atacazo, El corazón y los Illinizas.
El Itchimbía es un lugar
histórico: loma consagrada al sol y la luna por nuestros ancestros;
observatorio y centro de la sabiduría andina; conocida como “La Botica de
Quito”, por sus hierbas medicinales.
La loma del Itchimbía es
una extensa área verde, rica en especies nativas, la misma que por su ubicación
y topografía es un espectacular mirador.
Con una superficie de 54
hectáreas, de las cuales más de treinta están compuestas de chaparro, se encuentran aproximadamente 400 variedades
de flores, 40 especies de aves y una hectárea de humedal, riquezas que la
convierten en un lugar interesante.
El Itchimbía,
conjuntamente con las colinas de El Panecillo, El Placer y San Juan,
delimitaban el espacio de la ciudad española de San Francisco de Quito, fundada
en 1534.
Los conquistadores la
utilizaron como uno de sus campos de cacería y entrenamiento lúdico militar,
quizás contrarrestando la función sagrada que, tanto los Incas como sus
predecesores Quitu-Caras, habían dado a esta alargada colina, por la cual el
Dios Sol se asomaba resplandeciente cada día.
En la segunda década del
siglo pasado, el eminente arqueólogo Jacinto Jijón y Caamaño realizó algunos
sondeos arqueológicos en el Itchimbía. En sus informes de campo describió el
hallazgo de material cultural de filiación preincaica, destacándose la
presencia de una tumba con un rico ajuar funerario: una vasija trípode de
amplio gollete con ocho narigueras, dos de las cuales son de oro y las otras de
cobre, un par de aretes en una fina lámina de oro y un collar, además de los
cascabeles de cobre. Debido a las características y riqueza de este ajuar,
Jijón y Caamaño determinó que se trataba de una ocupación anterior a la
conquista Inca y que los objetos encontrados son del tipo antioqueño o
quimbaya.
Aquellos datos tempranos
conviene añadir los vestigios descubiertos por el FONSAL en 1997, año en el que
se comienza a pensar en un proyecto que haga del Itchimbía uno de los parques y
centros culturales más importantes de la ciudad de Quito. Concretamente en el
lado noreste de la cima se localizó una ofrenda a 72 cm b/s, conformada por una
olla trípode incompleta con restos de hollín en el exterior, una olla globular
asimétrica con base anular y dos compoteras, una de las cuales aparece decorada
con apliques a manera de botones. Por sus rasgos característicos esta ofrenda
funeraria (1250 d.C.-1534 d.C.) es interpretada como material del período de
Integración; concordando así con el diagnóstico anterior.
Esta hermosa elevación
fue, un espacio sagrado de especial relevancia para nuestros antecesores, tanto
por la importancia simbólica que implicaba poder adorar y contemplar desde su
cumbre al astro rey, en el recorrido que realiza hasta su ocultamiento, como por
la ubicación estratégica sobre un terreno absolutamente irregular.
El Centro Cultural
Itchimbía, inaugurado el 31 de julio de 2004, cuenta con instalaciones de
última tecnología, luces robóticas, circuito cerrado de televisión, visor
panorámico, temperatura controlada al interior, y una acústica que garantiza la
calidad del sonido. Además, parqueaderos, camineras, áreas verdes, explanadas
para mega eventos, salas de conferencias, restaurante y un salón principal de
1.300 metros cuadrados, que lo hicieron digno de ser la sede de la exposición
arqueológica más importante que se haya registrado en la región andina: EL
SEÑOR DE SIPÁN, ESPLENDOR Y MISTERIO.
Referencias:
Centro Cultural Itchimbia
(s.f.) “Itchimbia Centro Cultural”. Recuperado el 24 de diciembre del 2012
desde: http://www.centrocultural-quito.com/itchimbia.php?c=96